Fernando Soberon, Gestión-Económica, Manejo

Las medidas que cuentan

Es muy fácil describir la situación ideal o expresar lo que nos gustaría que suceda, pero no basta con desearlo; es necesario transformar esos “sueños” en metas. La diferencia entre sueños y metas es que las metas tienen fechas y medidas claras.

Cuando hablamos de la crianza de novillas, hay muchas formas de medir el éxito de la recría, existen medidas proactivas y medidas reactivas. Es importante utilizar una combinación de ambas para poder monitorizar el progreso y ajustar el manejo para alcanzar las metas definidas.

Objetivos y métricas, muy claros.

Cada establo necesita evaluar qué medidas y valores son pertinentes en su instalación. Lo importante es que las medidas que selecciones sean tomadas de manera consistente y sean relevantes para conseguir la meta establecida. Por ejemplo, si la meta es destetar becerras que pesen 100 kg a los dos meses de edad, de nada sirve monitorizar el porcentaje de machos nacidos; sería más importante monitorizar el consumo diario de alimento, el peso al nacimiento y la cantidad de calostro suministrado, ya que estas medidas influyen directamente en el resultado esperado.

Si la meta del establo es criar novillas que produzcan más leche durante la primera lactancia, es importante tener una referencia clara de la producción de leche que esperamos mejorar. La evaluación de la leche producida en primera lactancia es una medida reactiva, evalúa el resultado final de la crianza, pero toma un largo tiempo en obtenerla y cuando tenemos esta medida, es muy tarde para cambiar el curso de su desarrollo. Por lo que es importante añadir medidas proactivas a esa meta. Sabemos que la cantidad y calidad del calostro influye en la producción de leche, el crecimiento promedio diario durante los primeros meses de vida también influye en su producción futura, la talla y condición corporal al parto también influyen en la meta identificada, por lo que algunas medidas proactivas o intermedias a nuestra meta deben de estar relacionadas con:

  • La administración de calostro.
  • Su ganancia de peso pre-destete.
  • El tamaño al tiempo de la inseminación.
  • Su condición corporal al parto.

De esta forma, si los animales no están alcanzando las medidas establecidas, tenemos tiempo de cambiar el manejo de manera proactiva y podemos influenciar la probabilidad de alcanzar la meta.  

Observación y mejora continua.

Hay ciertas medidas que están comprobadas por tener una alta correlación con la producción a largo plazo por lo que es importante monitorizarlas, hay otras medidas que están altamente correlacionadas con la rentabilidad de la crianza de becerras como son el porcentaje de mortalidad y morbilidad, el porcentaje de concepción, la edad a la primera inseminación, el número de inseminaciones por concepción, etc.

 

Cada medida que se toma debe de tener un propósito claro.

 

Si medimos la calidad del calostro usando un calostrometro, pero necesitamos utilizar todo el calostro cosechado porque no tenemos suficiente calostro para segregarlo de acuerdo con su calidad, la monitorización de la calidad no añade valor a la crianza, sería mejor enfocar el tiempo y el esfuerzo en monitorizar la prontitud de administración de ese calostro.

Es importante definir la meta con claridad, pero es igualmente importante definir las medidas intermedias que se utilizaran para modificar el manejo para alcanzar la meta establecida. Evalúe esas medidas de manera rutinaria y ajuste los protocolos cuando sea necesario.